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Acusan a un juez de acosar sexualmente a su secretaria

Emanuel Shirazi

Robert A Bruno, un juez de Long Island, ha sido demandado por acosar sexualmente a una antigua empleada entre 2011 y 2016. Como tantas mujeres acosadas por su superior, Tricia Moriates sentía que no podía dejar su trabajo porque era el principal sostén de su hogar.

Esto es lo que sabemos de las acusaciones:
  1. Moriates afirma que en una ocasión el juez Bruno le agarró el pecho derecho y la besó.
  2. Al parecer, Bruno llamó despectivamente a otras empleadas, por ejemplo "zorra".
  3. Bruno mostraba con frecuencia una conducta inapropiada hacia Moriates, así como hacia otras empleadas.
  4. Bruno hizo regalos a Moriates y la felicitó por sus grandes pechos.
  5. Moriates afirma que la mujer de Bruno la acosaba porque estaba celosa de la atención que Bruno prodigaba a Moriates.
  6. Moriates alega que Bruno la rozaba de modo que su pene estaba cerca de su cara.
  7. Moriates afirma que Bruno cerraba con llave su despacho mientras Moriates estaba allí (a pesar de que esto iba en contra de las normas del tribunal.) A continuación, investigaba la sala en busca de cualquier "dispositivo de escucha" por miedo a ser grabado.
  8. Con el tiempo, Bruno se hizo corto con Moriates durante las horas de trabajo.
  9. Mientras estaba de baja por maternidad, Bruno despidió a Moriates por SMS sin darle una razón.

Tras cuatro años de acoso sexual, Moriates preguntó a sus supervisores si podía empezar a trabajar desde casa. Por miedo a perder su empleo, no mencionó el acoso, por lo que su petición fue denegada. Fue entonces cuando Moriates empezó a sentir aprensión cada vez que tenía que ir a trabajar. En el trabajo, empezó a encerrarse en su despacho para sentirse segura.

Según la demanda, Moriates no sólo ha sufrido una pérdida de ingresos y de acceso a su pensión, sino que también ha incurrido en importantes costes legales, angustia emocional y humillación. Además, sigue sufriendo daños en su reputación personal y profesional. Un portavoz del juez mantiene que, por el momento, se trata sólo de alegaciones.

¿Prueba esto que el acoso sexual no tiene límites en nuestra sociedad? Si un juez puede hacerlo, cualquiera puede.

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