El Congreso ha aprobado un nuevo proyecto de ley que poner fin al arbitraje forzoso en los casos de acoso y agresión sexual en el lugar de trabajo y permitiría a las personas presentar una demanda ante los tribunales si la parte denunciante así lo decide. La medida fue presentada originalmente en 2017 por la senadora demócrata Kristen Gillibrand y el senador republicano Lindsey Graham. El proyecto de ley contó con un apoyo bipartidista inusualmente fuerte y pronto será firmado por el presidente Joe Biden.
Esta ley es una gran victoria para la Movimiento #MeToo que ha suscitado críticas sobre cómo se gestionan las demandas por conducta sexual inapropiada. También es una gran victoria para todos los empleados y probablemente otros consumidores que se ven obligados a someterse a arbitraje. La senadora Kristen Gillibrand afirma que se trata de uno de los cambios en la legislación laboral más importantes de la historia de Estados Unidos.
El proyecto de ley lo haría:
1/ anular las cláusulas de los contratos de trabajo que obligan a los empleados a recurrir al arbitraje en casos de acoso o agresión sexual, un procedimiento sesgado en contra de los empleados y que beneficia desproporcionadamente a los empleadores.
2/ prohibir las cláusulas de arbitraje que figuran en los contratos de servicios y que han impedido a las víctimas de agresiones sexuales en residencias de ancianos o salones de masajes presentar sus demandas ante los tribunales.
3/ permitir que la parte demandante elija presentar una demanda ante los tribunales en lugar de un arbitraje forzoso, en el que los árbitros que toman las decisiones son jugadores repetidos, la presentación de pruebas es limitada, no hay jurado y no existe la posibilidad de recurrir una decisión.
4/ permiten la publicación de acusaciones de conducta sexual inapropiada que se mantienen en secreto a través del proceso de arbitraje. El secretismo del arbitraje ha permitido a las empresas evitar el cambio de políticas, ha protegido a los agresores de la responsabilidad pública y ha permitido a los agresores en serie evitar la destitución. En efecto, la anulación de la cláusula con este proyecto de ley puede impulsar el cambio en el lugar de trabajo y hacer justicia a las víctimas de acoso y agresión sexual.
Los empresarios defensores del proceso de arbitraje argumentan que es más rápido y menos costoso que los tribunales. Sí, menos costoso para ellos. Como señaló el senador Graham, no perjudica a las empresas garantizar que las víctimas de acoso reciban un trato justo.
Se calcula que 60 millones de trabajadores estadounidenses tienen cláusulas de arbitraje en sus contratos de trabajo. Este nuevo proyecto de ley abriría la puerta a que las personas obligadas por estos contratos de arbitraje puedan finalmente emprender acciones legales y devolverles su derecho constitucional a comparecer ante un tribunal.