Diez antiguos empleados de un McDonald's de Virginia presentaron una demanda de derechos civiles contra el gigante de la comida rápida. Los empleados alegan que sus supervisores les sometieron a acoso racial y sexual y les despidieron injustamente. Nueve de los empleados son afroamericanos, uno hispano y siete mujeres. Los demandantes reclaman salarios perdidos, angustia emocional y otras indemnizaciones, con el apoyo de la NAACP de South Boston.
Algunos ejemplos de acoso que los empleados alegan haber sufrido son:
En la demanda se acusa tanto a la empresa McDonald's como a la franquicia local. El abogado del demandante, Paul Smith, cree que la empresa McDonald's controla todos los aspectos de la franquicia, incluidas las políticas y la formación de los supervisores en materia de acoso. McDonald's no ha negado ni confirmado las acusaciones, pero afirma tener una "larga historia de aceptación de la diversidad de empleados, franquiciados independientes, clientes y proveedores".